Hoy hemos conocido a Richard LeParmentier, almirante Motti en Star wars, episodio IV: una nueva esperanza, que se ha dejado caer en la tienda Cosmic de Barcelona, gracias a la colaboración de The new force, The astromech collection, Planeta cómic y Star wars spanish stuff. También aparece en Octopussy, Superman II y ¿Quién engañó a Roger Rabbit?.
No obstante su aparición más estelar es
en La guerra de las galaxias, por una
escena que según comentaba el propio actor in situ, está catalogada en ciertos
listados como de las mejores y no es de extrañar por lo emblemática que resulta
y lo famosa que acaba siendo la frase que da punto y final a la discusión que
se mantiene.
Su carencia de fe resulta molesta |
La verdad es que al llegar la situación
era cuanto menos cómica: el actor tenía el móvil sin batería y se había olvidado
el cargador, por lo que el personal de la tienda nos preguntaba, para su poca
suerte, si alguno de los presentes teníamos alguno disponible. “Volvamos a los negocios”, entonces dijo.
Tras estrecharle la mano y preguntarle
como estaba, le di tres cartones que se habían hecho especialmente para la
ocasión a modo conmemorativo, dos para unos amigos y el otro para mí. Al
pedirle que me los dedicara, dijo que Antonio, para quien era uno de ellos, era
el nombre completo que se le dio al personaje posteriormente, dado que cuando
quieren profundizar en el universo las biografías e información de sus
personajes se extienden notablemente. Almirante Conan Antonio Motti.
Le pregunté si estaba cansado de que le
asociaran con esa escena y de que todo el mundo le hiciera la misma fácil broma
de hacer que le ahogaban, a la que por supuesto yo tampoco me pude resistir, y
dijo que en absoluto, que estaba muy orgulloso de poder haber sido partícipe de
ella. De hecho es la primera vez que Darth
Vader asfixia a alguien usando la fuerza y él fue total protagonista de esa
acción.
Aparte de las fotos que me hice con él
también me firmó una instantánea del gran momento en la película, donde aparte
de su opresor también aparece uno de los grandes: Peter Cushing. Especificándole que como dedicatoria me pusiera “larga
vida al imperio”, como ya vi que solía hacer, le volví a repetir que era una
gran escena y momento para protagonizar que había sido referenciado y parodiado
a más no poder, y que en su pequeño gran momento de gloria hacía gala de una
gran interpretación por la que se merecía un Óscar mucho más que quienes sí lo han
ganado por largometrajes enteros. Y es que a modo de ejemplo, si Sandra Bullock puede, todos pueden. Me contesto cómicamente
mirando hacia sus propias fotos y merchandising, así como bustos y figuras, que
si le había visto bien, que qué expresión, que agonía y que interpretación. La
verdad es que sí.
De lo más afable, simpático y atento,
me alegró saber que George Lucas a
pesar de no haber dado mucha información a algunos de los actores secundarios a
la hora de realizar su papel, y de no tratarse de una gran suma a ganar por
ello, les daba total poder, derecho de autor y copyright sobre los personajes
que interpretaban, lo que les permitía vivir de ellos el resto de sus vidas.
Como despedida, simplemente le he
deseado que acabe de disfrutar su estancia en Barcelona, porque por lo que
comentaba, el desayuno que se había tomado ya le había aprovechado y es que al
menos, nuestra gastronomía sigue siendo algo a destacar.
Que
la fuerza te acompañe.