No suelo creer en las señales,
pero es una anécdota que merece la pena ser contada después del éxito, y es que
estaba escuchando la banda sonora en vinilo de El caballero oscuro: la leyenda renace cuando me enteré que Christian Bale, Ridley Scott y María Valverde
asistirían a la premiere de Exodus:
dioses y reyes en Madrid.
La disposición de los elementos
me recordaba al estreno de El hombre de
acero el año pasado, solo que en esta ocasión la premiere no tendría lugar en
pleno centro de la capital, sino en Kinepolis.
En cualquiera de los casos, al ser de Barcelona, no es una decisión que pueda
tomar a la ligera, pero la presencia del actor galés merecía toda mi atención y
empeño en el viaje.
El año 2008 asistí a la premiere
de El caballero oscuro, que se
proyectó en versión original subtitulada en el cine teatro Coliseum de Barcelona, tres semanas antes de la fecha oficial de
estreno. A pesar de carecer de entrada y no tener previsto el evento, en última
instancia conseguí no solo entrar, sino posicionarme entre los primeros en
hacerlo. Pude acceder al palco, donde nos obsequiaron con palomitas y agua
caracterizadas con el símbolo de Batman.
El motivo por el que entonces no
consideré si quiera posicionarme en la valla, a pesar de la presencia de
Christopher Nolan,
Christian Bale,
Aaron Eckhart
y
Maggie Gyllenhaal, fue que no había
espacio en primera fila, y las medias tintas en cuanto a posicionamiento se
refiere no existen. Tomé como prioridad ver la película, y una vez dentro la
proyección de como transcurría la premiere en el exterior, incluyendo la
llegada del reparto.
Nolan, en el
interior del cine con el resto del elenco subido al escenario, remarcó las
cifras de taquilla que estaba consiguiendo
El
caballero oscuro.
Me consta que
Christian Bale no se hizo fotos con
nadie, a pesar de firmar con su característica petición constante de nombre,
hecho que refuerza mi circunstancia de haber asistido solamente para disfrutar
de la película, con especial mención al ambiente que se apoderó de la situación.
No obstante, la sensación de “tan cerca y tan lejos” volvió a apoderarse de mí,
y puede decirse que a día de hoy he cumplido un sueño.
Recuerdo perfectamente cuando Warner bros. pictures anunció en un
comunicado oficial que Christian Bale
sería Batman, mi personaje de cómic
favorito: tuve que buscar en la red de quien se trataba, para darme cuenta que
fue quien protagonizó American psycho.
Estaba claro que faceta suya
había llamado la atención, dadas las características a cubrir del personaje; no
obstante, aproveché cuando se estrenó El
maquinista para ir a ver la película de producción española, que
precisamente se había rodado en Barcelona, y comprobar al actor en acción.
Quedé impresionado por su entrega y dedicación para introducirse en el
personaje; de hecho, para el rodaje de la misma, se adelgazó hasta los 55 kg.,
comiendo solamente al día una manzana y una lata de atún, y bebiendo un café.
Como profesional se ganó mi
respeto, pero lo que ha sucedido con la trilogía de El caballero oscuro de Christopher
Nolan es histórico: no solo por las entregas en sí mismas, que suponen
obras maestras del género, sino por el estilo a la hora de tratar el contenido,
y la nueva tendencia que se creó para hacer cine. Nolan también trabajó con Christian
Bale en El truco final (el prestigio),
excelente película que de nuevo puso en juego la dualidad como subtrama,
temática que le atrae especialmente.
El inicio de su carrera
protagonizando El imperio del sol en
1987, de Steven Spielberg, no solo
mereció los aplausos de la crítica por sus dotes interpretativas, sino que
compartió el honor de trabajar, con apenas trece años, con actores de la talla
de John Malkovich. No obstante su
momento de reconocimiento llegaría recientemente con el Óscar por la película El
luchador, donde volvió a bajar considerablemente de peso para el papel;
moldear su cuerpo no es algo que preocupe precisamente al actor, a juzgar por
el aspecto que consiguió alcanzar con La
gran estafa americana.
Bale ha trabajado también con Russell
Crowe en El tren de las 03:10, y
el hecho de protagonizar el papel de John
Connor en Terminator: salvation,
franquicia por la que tengo especial predilección, solo hizo que confirmar una
vez más la polivalencia del actor; el papel de Moisés en Exodus: dioses y
reyes vuelve a ser prueba de ello.
Es curioso el hecho de que ambos
actores hayan tomado recientemente el rol de personajes bíblicos, sobre todo
teniendo en cuenta que perfectamente se podrían haber intercambiado los papeles,
y de hecho casi así sucede, dando por sentada la química entre Ridley Scott y Crowe, quien protagonizó Noé.
Y respecto a estar involucrado en
franquicias y películas señaladas, precisamente es digno de mención Ridley Scott, al suponer en ese aspecto una
leyenda para el séptimo arte por títulos como Alien: el octavo pasajero, Blade
runner, Gladiator, Hannibal y Robin Hood. Sin lugar a dudas, su presencia no solo ha sido
imprescindible en la historia del cine, sino que como director, ha tenido la
peculiaridad de tomar las riendas en sagas y producciones con gran renombre y
repercusión, altamente conocidas en la actualidad a pesar del paso del tiempo.
Escrito esto, y volviendo al caso
que me ocupa, no me podía permitir el lujo de no intentarlo. Precisamente ayer
vi en directo la premiere que tuvo lugar en Londres, sobrando decir que con
mayor presencia de elenco de la película y lamentablemente mejor elegancia y
organización que aquí.
Tanto
Bale,
Scott como
María, han llegado a la capital hoy
mismo por la mañana, fecha del estreno en marco de la
Madrid premiere week, justo a tiempo para comer en el hotel y
atender a la rueda de prensa. Salvo la actriz, que vive en Madrid, no han hecho
noche en la ciudad y han cogido el vuelo de vuelta después de la premiere; de
hecho, han cancelado la reserva que tenían para la cena, precisamente por ese
motivo.
Estas condiciones han acotado las
posibilidades de tener mi pequeño gran momento, no obstante, ha sido en la
propia premiere en Kinepolis, donde ha
habido éxito. El extremo frío ha convertido la espera de seis horas en una
ardua tarea, y todo y que la estancia en la valla ha sido más cómoda y, apenas
representativa de la mitad del tiempo que supuso el día en el estreno de El hombre de acero, el clima ha sido
decisivo.
A la llegada de Christian Bale, el actor nos ha atendido
directamente al bajarse de la furgoneta. Como es de costumbre, y más después de
la espera, la sensación es que ha sucedido todo muy rápido; se ha comportado notablemente
a pesar de la presión a la que estaba sometido, hecho por el cual he priorizado
la foto a la firma.
He podido intercambiar unas
palabras con él, agradeciéndole su atención y diciéndole que era el mejor, a lo
que me ha mirado a los ojos y sonriendo me ha dicho: ¿En serio? Muchas gracias
a ti, eres un gran fan. La conversación puede parecer protocolaria o recurrente
en este tipo de eventos, careciendo de originalidad, pero lo que me quedo para
siempre no es el contenido, sino el recuerdo en sí de interactuación con mi
ídolo.
Después de la premiere he podido
compartir un pequeño momento con Ridley
Scott, quien a pesar de nunca hacerse fotos ha accedido a firmar. En
cualquier caso, gracias a una cámara que estaba registrando la escena en video,
he podido realizar una captura cuando me estaba firmando el pack en bluray de Russell Crowe con Gladiator y Robin Hood.
Ha sido justo en el instante que saltaba un flash, mejorando la iluminación de
mi momento con él.
Personalmente me ha sorprendido su
asistencia, desconozco si es casualidad o viene condicionada con que gran parte
de Exodus: dioses y reyes haya sido
rodada en España, junto a la presencia de María
Valverde en el reparto. La actriz, que interpreta a Séfora en la película, ha subido el listón una vez más en su último
trabajo con Ridley Scott y Christian Bale; a juzgar por el instante
que he estado con ella, su trato se caracteriza por su humildad y amabilidad.
Quizás finalizar diciendo que ha
sido un sueño hecho realidad puede asemejarse repetitivo cuando sucede más de
una vez, es decir, no es un concepto que se suela asociar al plural. No
obstante, no es falsa humildad, es el sentimiento originado a raíz de lograr
algo deseado que psicológicamente parecía inalcanzable, hecho por el cual aún me
es difícil concienciarme a la escritura de estas líneas, y es que, nunca mejor
dicho dado el contexto del estreno, los dioses los creamos y alzamos nosotros.
Dioses y reyes.