Rock or bust
Shoot to thrill
Hell ain't a bad place
to be
Back in black
Play ball
Dirty deeds done dirt
cheap
Thunderstruck
High voltage
Rock n' roll train
Hells bells
Baptism by fire
You shook me all night
long
Sin city
Shot down in flames
Have a drink on me
T.N.T.
Whole lotta Rosie
Let there be rock
Encore
Highway to hell
For those about to rock (we salute you)
AC DC está de enhorabuena con su cuarenta aniversario: hoy ha
tenido lugar su concierto en el estadio olímpico Lluís Companys de Barcelona, en marco de la gira de su último
disco, Rock or bust. Las entradas se
agotaran en cuestión de horas, estando la premisa clara, tal y como proclama el
propio título: rock. A pesar que no tengan nada que demostrar a estas alturas,
su exigencia les marca el patrón para poder mantenerse fieles a su estilo y
seguir con el mismo ritmo y calidad a la que tienen acostumbrados, la excusa
perfecta para salir de gira y demostrar el directo que continúan ofreciendo a
pesar de su edad, suponiendo su visita un evento obligatorio para todos los
públicos. La comodidad de la grada me ha permitido disfrutar el concierto desde
otra perspectiva, lejos de la anteriormente sufrida pero gratificante primera
fila; los cuernos del público iluminando con intermitencia el estadio suponen un
espectáculo visual desde esta posición, sin mencionar los fuegos artificiales
como gran desenlace.
La introducción muestra un
meteorito de AC DC, que al ser
descubierto emprende un trayecto hacia la tierra, sonando de nuevo Back in black en su trayecto y
apareciendo Rosie, incluso golpeando
en esta ocasión la campana de Hells bells;
la bandera estadounidense es sustituida convenientemente en el espacio por la
australiana, y antes de estrellarse en el estadio, planteamiento que comparte
con el tren de la anterior gira, se visualiza la cara de un endemoniado Angus. La explosión del impacto da paso
al inicio del concierto con Rock or bust.
Subjetivamente prefiero tanto el
anterior disco como tour de 2009, Black ice,
por una cuestión puramente conceptual, escénica y de contenido, con mención
especial a la formación de entonces con el batería Phil Rudd. A pesar de ello, el repertorio es prácticamente el mismo
salvo por la inclusión de las nuevas canciones, Rock or bust, Play ball y
Baptism by fire, que no solamente son
las mejores del álbum sino que funcionan a la perfección en directo, sin
olvidar la recuperación del clásico High
voltage. La puesta en escena restante viene condicionada por pequeños
detalles tales como que Brian Johnson
ya no se encarama a la campana en Hells
bells y Angus Young no enseña los
calzoncillos al haberse caído The jack
del setlist.
AC DC ha vuelto con todas las de la ley: impresionan la voz y
actitud que conserva Brian a sus
sesenta y siete años y como se sigue moviendo Angus a sus sesenta, permaneciendo intactos sus solos, movimientos
y, por supuesto, su característico y famoso andar de pato. A estas alturas,
solo queda mantener la esperanza para que se pueda producir un cincuenta
aniversario, el resto es pura sátira en palabras del mismísimo Angus Young en referencia a lo obvio.
No llevamos once discos haciendo lo mismo, llevamos doce.