En marco del ciclo Solos, donde artísticamente hablando los
artistas abren y comparten su espacio intimo para recitar e interpretar delante
del público, hoy se ha realizado en el teatro Romea la obra Canciones de
invierno, protagonizada por el pianista Rafel
Plana y Viggo Mortensen.
En la entrada han estado
expuestos para su venta los discos y libros del actor, que también se pueden
adquirir en la librería de la filmoteca, y cuyos beneficios irán destinados al
centro de música y escena Xamfrà,
para la inclusión social en el barrio de Raval. Él mismo lo ha anunciado en la
obra, recordando que todas las ganancias van íntegramente derivadas a dicha
institución; él no se lleva un mango.
El escenario del teatro se ha
caracterizado por su sencillez, donde una luna que iluminaba según su ciclo
suponía la única fuente de luz; apenas unas piedras y un poco de agua,
simulando una montaña, han conformado el atrezzo. Como elemento principal y
protagonista el piano.
Viggo ha hecho acto de aparición a través del pasillo de butacas, y
se ha comportado como si estuviera solo, moviéndose libremente por el escenario
y comprobando su entorno; se ha servido un vaso de vino mientras curioseaba el
piano tocando alguna nota. Instantes después ha entrado en escena Rafel, con una actitud parecida
siguiendo sus pasos; la complicidad entre ambos ha sido notable al instante.
Unas hojas acompañan al
intérprete, quien se ha sentado sobre una piedra para dar paso a recitar sus
poemas; ha empezado hablando acerca de los paradigmas de un hombre libre, no
obstante parte de la selección se halla en su libro Canciones de invierno, que da nombre a la obra. También tiene su espacio
poesía de otros autores predilectos del artista, como Izet Sarajlić o Sin llaves y
a oscuras de Fabián Casas, donde
se reflexiona encima del escenario después de su lectura, sobre si el mismo
trata de la muerte como una transición y estado temporal.
Ha proseguido con otro escrito en
el que habla acerca de la infancia, con el que intentó hacer un ejercicio de
memoria sobre cómo veía el mundo desde su más temprana visión, y plasmarlo con
la pluma en el papel. La velada ha continuado con títulos como Primera sesión, en relación a su carrera
como actor, y diversos de temática tal como el transcurso de la vida,
destacando la percepción y actitud ante la misma y su desenlace.
A pesar de ser toda la función en
castellano, con su característico acento argentino, se ha aventurado a leer en
perfecto catalán Elogio de la discreción
de Anna Rossell. Ha recordado la
primera vez que pisó el país en 1995, donde rodó en Barcelona junto a Ángela Molina la película Gimlet, dirigida por José Luis Acosta. Por aquel entonces
escribió el poema Otoño catalán, título
original como pocos, ha comentado satíricamente.
Viggo ha expuesto sus inquietudes, y confiesa que para él no dista
mucho componer que escribir, las formas de expresar el arte toman diferentes
caminos pero todas tienen su origen en común. Un sentimiento le conduce a otro,
y así, mientras escribe puede sentir una melodía.
Rafel Plana ha acompañado al orador constantemente, conformando el
fondo sonoro para la contienda propuesta, y ganando presencia cuando se ha
cantado, tanto en castellano como en inglés. Como pianista, se ha atrevido
incluso con alguna pieza específicamente difícil, precisamente al haberse hecho
una analogía respecto a la compleja tarea de crear en cualquier materia; es el
caso del compositor Aleksandr Skriabin
con su Opus 6, cuya pieza ha
interpretado.
Aproximadamente a mitad de la
obra, ha reinado el silencio por un instante y el maestro de ceremonias ha
espetado Descanso; el público ha roto
en aplausos y Viggo se ha apresurado
a especificar que no es que se produjera tal pausa, sino que el poema se
titulaba así. Ha aprovechado, dado el ambiente creado, para comentar que
resulta extraño que haya hablado acerca de todo menos futbol, si bien es sabida
su pasión por el equipo de San Lorenzo.
Ha habido tiempo para otro de los
poemas escogidos, The wolf, que ha
sido recitado tanto en inglés como en castellano, aunque como él mismo indica
no le agradan en demasía las traducciones, al perderse parte de la esencia y verse
traicionado por las mismas. Es una ardua tarea interpretar conceptos, y cabe la
posibilidad que no queden tan matizados como en su inicio.
Viggo ha finalizado la obra cantando de nuevo uno de los temas
interpretados en inglés, no sin antes aprovechar para leer un extenso poema
reservado en la recámara. Una hora de duración se ha tomado el tiempo en
escena, más que suficiente para la idea y conceptos propuestos, donde la
cercanía y la familiaridad se han apoderado de la situación.
En 1990 protagonizó la tercera
parte de La matanza de Texas, saga
que a pesar de su descendiente calidad, contó con la presencia de actores como Dennis Hopper y Matthew McConauguey. También apareció en dos remakes de Alfred Hitchcock: Psycho y Un crimen perfecto.
Ridley Scott lo dirigió en La teniente O'Neil y David Cronenberg en Una historia de violencia, adaptación de la novela gráfica de John Wagner, editada por Vertigo de DC cómics. Uno de los últimos papeles más intensos que ha
protagonizado ha sido en The road (la
carretera).
No obstante, su papel más
conocido es de la mano de Peter Jackson
por Aragorn, en la trilogía de El señor de los anillos: La comunidad del anillo, Las dos torres y El retorno del rey. Hijo de Arathorn,
descendiente de Isildur y heredero al
trono de Gondor, es un personaje que
evoluciona considerablemente desde su presentación como Montaraz, hasta que se produce su retorno como rey de la Tierra media.
En 2011 realizó la obra Purgatorio en Madrid, y hoy ha vuelto
excepcionalmente en una velada única y exclusiva, donde apenas se ha denotado
promoción. No todos los días se tiene el placer de ver en un teatro de
Barcelona un actor internacional de la talla de Viggo Mortensen.
Un teatro para atraerlos a todos.