jueves, 4 de junio de 2015

Requisitos para ser una persona normal


Leticia Dolera es María de las Montañas, una chica de treinta años que en una entrevista de trabajo se encuentra ante una aparentemente fácil cuestión pero con difícil tesitura: si se considera una persona normal. La respuesta es obvia dado su interés en el puesto a cubrir, sin embargo en cuanto es cuestionada por los requisitos que ella entiende para lograr tal condición, se percata que a pesar de citarlos no cumple ninguno: trabajo, casa, pareja, vida social, aficiones, vida familiar y ser feliz. Su viaje personal ante tal planteamiento se ve condicionado cuando conoce a Borja, con el que comparte un parecido modo de vida, hecho que contribuirá a que se ayuden mutuamente a adelgazar y cumplir dichos requisitos. Con este sencillo planteamiento, da inicio la primera película escrita y dirigida por la actriz catalana.


La premisa denota calidad dada su originalidad, pero es la adecuación correcta de las situaciones lo que hace desenvolverse con ritmo la trama. Es una historia de amor con un componente fuerte de sátira cómica social, donde se enfatizan los roles desarrollados y los límites invisibles por los que los personajes consideran que se deben sentir pautados. La crítica está servida con contundencia, jugando hábilmente con los tópicos preconcebidos referentes a las relaciones sociales, desde las declinaciones personales al supuesto y debido comportamiento a desempeñar según el círculo al que se pertenece.


Detalles como que el concepto de jugar a la consola sea sacar el polvo a la Master system de Sega, y la dirección en sí misma de la película, mostrando los requisitos en todo personaje que aparece en la misma, incluyendo un perro, no hace más que confirmar que no solo la interactuación es total, sino que la empatía se convierte en una seña de identidad. No solo es destacable la construcción de los personajes sino el cariño con el que estos han sido tratados. El cameo de Paco Plaza como transeúnte asaltado por María vestida de galleta para perros es una delicia, aunque no exista una escena del momento samurái con amputación del dedo incluida.


Las denominadas personas normales están en peligro de extinción, si es que han llegado a existir de un modo u otro, al estar su concepción prácticamente asociada al entorno. Se trata de una cuestión de personalidad, libertad y la importancia atribuida al deseo de encajar en consecuencia. Dolera es hábil con el golpe de efecto, constatando que existe quien considera que haga lo que haga no será “normal”, y en su genial individualidad, opta deliberadamente por tampoco querer serlo.


La banda sonora corre a cargo de Luthea Salom, entre otros artistas, donde Dolera hace una pequeña intervención en los créditos finales. La ambientación sonora ha ayudado a crear el perfecto contexto alternativo, dada la naturaleza del escenario, cuyo apartado denota el notable cuidado que se ha reparado para que ejerza otro rol de protagonismo dentro de la película.


Ante la imperiosa necesidad de existencia de etiquetas sociales, Requisitos para ser una persona normal supone una original película con conceptos frescos, cuyo estreno en la dirección seduce a esperar una secuela para conocer más acerca de la vida y historia de sus personajes. El cine necesita más películas así, hechas desde el cariño y con una gran personalidad, que invitan automáticamente a ser respaldadas por el público.


Advertencia: ser una persona normal no condiciona necesariamente la felicidad.

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