Zack Snyder dirige esta adaptación del
clásico de Frank Miller, demostrando
que posee las aptitudes necesarias para encargarse de una producción de tal
calibre y estar a la altura de las expectativas; ha recreado el cómic en la
gran pantalla como nunca antes se ha visto. La gesta que llevaron a cabo los
trescientos espartanos en la batalla de las Termópilas, liderados por Leónidas, ha llegado al cine gracias a
la adaptación de 300.
Es necesario
considerar que es una adaptación de la obra de Miller, que interpretaba el suceso histórico, y no del
acontecimiento en sí. El guión no solo supone una representación fiel de la
publicación, es una perfecta conversión de la misma, ejerciendo su presencia y
notoriedad en cada fotograma.
Existen
ciertas licencias que se ha tomado Snyder,
para adecuar la historia según el contexto cinematográfico, tal y como la
inclusión de ciertos seres y criaturas inexistentes en el cómic. Se produce de
este modo, una ligera modificación del trasfondo histórico, según conveniencia
para proporcionar la mayor experiencia posible y narrar la aventura de forma
más épica.
Acciones
como romper la formación de las filas, para el gran deleite de los movimientos
de los espartanos a cámara lenta en el campo de batalla, a pesar de la
experiencia que proporciona a nivel visual, habrían supuesto la derrota al
verse el flanco descubierto. Contradictoriamente, el propio Leónidas expone al traidor Efialtes dicha circunstancia; su fuerza
reside en la falange, que lucha como una única e impenetrable unidad, un solo
punto débil, y se viene abajo.
No obstante,
es necesario remarcar que los pilares que sostienen el acontecimiento histórico
y la base que lo cimenta son respetados con notoriedad, primero por el cómic y
ahora por la película. El resto de elementos son meramente anecdóticos, tales y
como la desnudez de los espartanos cuando no están combatiendo, o la
importancia que asume el papel de Gorgo
en la historia, destacando así la influencia que ejercían en la política de
Grecia las mujeres, en dicho marco temporal.
Gerard Butler ha realizado su mejor
interpretación hasta la fecha como rey Leónidas,
acompañado de nombres del calibre de Michael
Fassbender como Stelios, Lena Headey como la reina Gorgo, y David Wenham interpretando a Dilios.
Este último personaje, es usado por Zack
Snyder como medio para proporcionar cohesión a la exposición de la
historia, instrumento necesario al perderse este gran recurso narrativo del
cómic.
La
caracterización de todo el elenco es excepcional, buen ejemplo de ello es Rodrigo Santoro como Xerxes, a pesar de la constancia de los
efectos especiales. Es destacable el cuidado deparado en la forma física del
reparto, otorgando así mayor credibilidad a la historia.
Visualmente se alterna entre planos y escenas dignas de una instantánea de cómic y un contraste cuya calidad es característica del cine antiguo; la gesta propuesta crea un espectáculo sin precedentes de forma tan peculiar, que proporciona reminiscencias a una película de culto. La cámara hace gala del conocido tiempo bala para realzar las hazañas de los espartanos en el campo de batalla.
Visualmente se alterna entre planos y escenas dignas de una instantánea de cómic y un contraste cuya calidad es característica del cine antiguo; la gesta propuesta crea un espectáculo sin precedentes de forma tan peculiar, que proporciona reminiscencias a una película de culto. La cámara hace gala del conocido tiempo bala para realzar las hazañas de los espartanos en el campo de batalla.
La banda
sonora corre a cargo de Tyler Bates,
quien alterna entre la épica y un estilo de música más actual; los cambios de
ritmo según acontece la acción amenizan dichas escenas, teniendo en cuenta que
en ese aspecto no deja de ser una película de carácter bélico. El apartado
sonoro acompaña majestuosamente durante toda la proyección, siendo otra seña
característica de la misma.
Esta adaptación fidedigna se ha
ganado la calificación de obra maestra. Toda línea de diálogo tiene su espacio
merecido, resaltando así principios y valores tales como el honor y el
sacrificio, que son llevados hasta su máxima ponencia. La acción de un hombre
libre con el único fin de preservar tal condición no establece límites, y no
existe precio suficientemente alto a pagar. La muerte, si es fructífera, se
torna necesaria, aunque se cobre la vida de un grupo de espartanos, 300.
¡Esto es Esparta!
¡Esto es Esparta!
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