Como cómic del caballero oscuro que se desarrolla en
la ciudad de Barcelona es perfecto. Suena a obviedad pero no lo es, quizás la
historia ideada en base al guión de Mark
Waid se haga corta y carezca de trasfondo y segundas lecturas, pero cumple
con creces lo que propone.
Bruce
Wayne se desplaza para dar caza a Waylon Jones, alías Killer
Croc, quien se ha escapado del instituto psiquiátrico Arkham debido a la sugestión de Jonathan
Crane, alías El espantapájaros, y
Jervis Tech, El sombrerero loco. Dada su condición se cree el dragón de la
leyenda de Sant Jordi y, precisamente
en marco de ese día, Batman se ve
obligado en su paralelismo, a ejercer de caballero para detenerle. No concibe
ideas incorrectas de la ciudad, Catalunya o el país en sí, objetivo aparentemente
fácil pero laborioso según que género y formato, donde parece que cuesta representar
correctamente, ya sea debido a la incultura o la total ausencia de
documentación e interés.
El dibujo corre a cargo de Diego Olmos, que cumple con el propósito del cómic quizás sin
destacar demasiado, a pesar de recrear con genialidad localizaciones conocidas de
la ciudad condal. Si bien el cambio de Gotham
a Barcelona parece notable, los escenarios góticos que comparten ambas hacen de
la transición algo fácil, ubicando las escenas según necesidad, y haciendo un
uso perfecto de las zonas más emblemáticas de la ciudad catalana con todo lujo
de detalles. Jim Lee se encarga de la
portada, dibujante cuyas obras no necesitan presentación, y que hace que de
cada viñeta se pueda ilustrar el momento.
Es el único cómic de Batman hasta la fecha que ha tenido una salida simultánea en
España, Italia y Estados Unidos, y en esa peculiaridad, tiene también
disponible una edición en catalán.
El
cavaller i el drac.
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