U2 estaba ensayando para su inicio de gira mundial
en Barcelona, así que no solo adapté el horario de mi trabajo para aprovechar el
mediodía en el Camp Nou, sino que invertí el tiempo restante durante semanas en
permanecer allí. Si no estaba en el estadio, era porque estaba trabajando o durmiendo
en casa cinco horas de media o incluso menos.
Era el segundo día de los que había podido asistir y, después de disfrutar los ensayos y pruebas de sonido, la noche transcurrió larga hasta que hubo movimiento fuera del estadio. El único de los cuatro que hizo parar su coche y salió a atendernos fue Bono, a ojos de unas cámaras de televisión de TV3 que se encontraban a cierta distancia, para poder captar el momento sin interferir.
Aparentemente por toda la gente que había no firmaba ni se hacía fotos, solo daba la mano, así que me preparé para darle una buena encajada e incluso si cabía la posibilidad capturar el momento. Para ello dejé de lado el vinilo que tenía preparado del último disco, No line on the horizon, y me preparé para mi pequeño gran momento.
Bono se dirigió primero al otro lado y, al acabar de estar con la valla llena de gente y venir hacia nosotros, vi que estaba firmando en alguna que otra ocasión. Pensé que había que probar suerte, y más estando en primera fila y el último, siendo el más cercano a la puerta de acceso. No estaba asegurado el éxito porque iba bastante rápido, de hecho vi que se le dieron a firmar unas baquetas y al ver que tenía que entretenerse más de lo conveniente pasó a la siguiente persona. Dicho esto volví a coger el disco.
Se me cayó el rotulador que tenía preparado, que muy amablemente me devolvió uno de los miembros de seguridad que aparece en las fotos, que luego resultó ser amigo de una persona que conocía. Al ver que Bono se acercaba y que la gente empezaba a hacer presión, estiré el brazo con el vinilo y el rotulador y, antes de darme cuenta, se giró al encontrárselo prácticamente a su lado y lo firmó al instante con un rotulador que no me había percatado que ya llevaba él.
Le dije que muchísimas gracias, a lo que él me contestó que no había porque darlas. No me lo podía creer, con lo rápido que había sucedido, después de todo había sido esa noche uno de los afortunados. Tenía el disco que tanto me gustaba y estaba deseando escuchar en directo, firmado por Bono. El tenerlo dedicado me parecía inaccesible por el momento, no obstante allí estaba.
Instantes después, quienes nos encontrábamos allí empezamos a hablar y enseñar las fotos y firmas que habíamos conseguido, conseguí ver alguna del momento que me firmaba y hablaba pero lamentablemente yo no aparecía o no lo hacía de forma representativa. No obstante, cuál fue mi sorpresa cuando uno de los compañeros de fatigas del mediodía, se acercó y me dijo enseñándome su cámara: ¿cuánto me das por esta foto?
No me podía creer la suerte de que hubiera captado justo el momento, le di mi correo electrónico para que me pudiera enviar la foto. La verdad es que es de las pocas veces que había esperado con tanta impaciencia un mail, solo comparable a otra ocasión en la que esperaba unas fotos que me hicieron en Dublín, y pocas noches recuerdo haber vuelto a casa tan eufórico.
A pesar de mi eterno agradecimiento, la única manera que tuve para compensarle fue otro día hacerle el máximo de fotos posible cuando Adam salió a atendernos y nos estaba firmando. No obstante nada comparable a la fotografía, que además servía como perfecto certificado de autenticidad de lo sucedido.
Era el segundo día de los que había podido asistir y, después de disfrutar los ensayos y pruebas de sonido, la noche transcurrió larga hasta que hubo movimiento fuera del estadio. El único de los cuatro que hizo parar su coche y salió a atendernos fue Bono, a ojos de unas cámaras de televisión de TV3 que se encontraban a cierta distancia, para poder captar el momento sin interferir.
Aparentemente por toda la gente que había no firmaba ni se hacía fotos, solo daba la mano, así que me preparé para darle una buena encajada e incluso si cabía la posibilidad capturar el momento. Para ello dejé de lado el vinilo que tenía preparado del último disco, No line on the horizon, y me preparé para mi pequeño gran momento.
Bono se dirigió primero al otro lado y, al acabar de estar con la valla llena de gente y venir hacia nosotros, vi que estaba firmando en alguna que otra ocasión. Pensé que había que probar suerte, y más estando en primera fila y el último, siendo el más cercano a la puerta de acceso. No estaba asegurado el éxito porque iba bastante rápido, de hecho vi que se le dieron a firmar unas baquetas y al ver que tenía que entretenerse más de lo conveniente pasó a la siguiente persona. Dicho esto volví a coger el disco.
Se me cayó el rotulador que tenía preparado, que muy amablemente me devolvió uno de los miembros de seguridad que aparece en las fotos, que luego resultó ser amigo de una persona que conocía. Al ver que Bono se acercaba y que la gente empezaba a hacer presión, estiré el brazo con el vinilo y el rotulador y, antes de darme cuenta, se giró al encontrárselo prácticamente a su lado y lo firmó al instante con un rotulador que no me había percatado que ya llevaba él.
Le dije que muchísimas gracias, a lo que él me contestó que no había porque darlas. No me lo podía creer, con lo rápido que había sucedido, después de todo había sido esa noche uno de los afortunados. Tenía el disco que tanto me gustaba y estaba deseando escuchar en directo, firmado por Bono. El tenerlo dedicado me parecía inaccesible por el momento, no obstante allí estaba.
Instantes después, quienes nos encontrábamos allí empezamos a hablar y enseñar las fotos y firmas que habíamos conseguido, conseguí ver alguna del momento que me firmaba y hablaba pero lamentablemente yo no aparecía o no lo hacía de forma representativa. No obstante, cuál fue mi sorpresa cuando uno de los compañeros de fatigas del mediodía, se acercó y me dijo enseñándome su cámara: ¿cuánto me das por esta foto?
No me podía creer la suerte de que hubiera captado justo el momento, le di mi correo electrónico para que me pudiera enviar la foto. La verdad es que es de las pocas veces que había esperado con tanta impaciencia un mail, solo comparable a otra ocasión en la que esperaba unas fotos que me hicieron en Dublín, y pocas noches recuerdo haber vuelto a casa tan eufórico.
A pesar de mi eterno agradecimiento, la única manera que tuve para compensarle fue otro día hacerle el máximo de fotos posible cuando Adam salió a atendernos y nos estaba firmando. No obstante nada comparable a la fotografía, que además servía como perfecto certificado de autenticidad de lo sucedido.
Después de todo sí que había una línea en el horizonte.
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