Curiosa esta única proyección en Barcelona en los cines Yelmo Icaria. No sé
bien si llamarla promocional, al fin y al cabo la mayoría que estábamos allí
seguramente ya habíamos comprado alguna de las ediciones. A su vez, la mayor
publicidad que se encontraba era el título de U-2 (que no U2) en el rótulo de
luces de la propia sala, una estancia que estaba medio vacía y que disponía de
una modesta pantalla. Vamos a añadirle magia al asunto: por y para fans.
Especial el hecho de poder ver así este documental, que
aparte de esta contada ocasión se tendrá que visualizar en casa, posiblemente a
más calidad si es en bluray. Hablando de exclusividad, está claro que no se
trató de ninguno de los preestrenos comerciales de U23D precisamente, fueron
casi un par de horas para disfrutar únicamente de lo que la banda significa.
From the sky down
empieza de forma sencilla pero eficaz: la banda a punto de empezar el único
concierto de Europa de 2011, Glastonbury. Salta al instante la reflexión de cómo
han llegado hasta allí, hasta esas alturas, preguntándose el cómo no se perdió
nada por el camino y como el grupo progresó. Cómo fue posible que el paso del
tiempo no les cortara las alas a pesar de su talento y como siguieron adelante
a pesar de la adversidad.
Si bien es cierto que se centra principalmente en lo que
representó el concepto de Achtung baby
y su gira, que hizo posible todo lo que vino a posterior (habría sido un punto
de no retorno en caso contrario), hace a su vez un recorrido más amplio desde
sus verdaderos inicios. En esta perspectiva adulta y de cambio en base a la
reflexión, no se olvida lo que supuso la magia adolescente y que, al fin y al
cabo fue el principio de todo lo demás. Los gritos, la rebeldía y la conexión
con el público de los 80 dieron lugar a la reflexión, madurez y autocrítica de
los 90.
La película posee magia por naturaleza, ya que combina constantemente
momentos realmente cómicos y situaciones quizás un poco más melodramáticas que
lo de costumbre. En ellas, se realzan ciertas facetas que seguramente no
habrían tenido cabida en la edición especial de The Joshua tree precisamente, y que
incluso en otro contexto podrían haber parecido tener menos importancia y
calado.
Berlín aparece como elemento predominante, no solo porque
los estudios de grabación Hansa
estuvieran allí, sino por lo que representó dicho territorio a principio de los
90. La caída del muro podría encajar perfectamente como representación del paso
de Lovetown a ZooTV. Según transcurre la historia deja la sensación que las
estrellas de los irlandeses se alinearon para iluminarles el camino, aunque
fuera para caer después sobre su propio tejado y destruir su esencia. No es
ningún secreto pero cuando se quiere dar sentido a lo que sucederá, solo cuando
las circunstancias son idóneas, todo se produce por sí solo, a veces incluso es
necesario.
La comparación en el marco musical también es considerable,
ya no solo por la estética e influencias que estaban adoptando los nuevos U2,
sino por la fácil similitud en cuanto al punto que habían llegado: el todo por
el todo. Para según quien, el planteamiento lleva implícita la respuesta, pero
quizás la base esencial fue la cohesión de cuatro amigos de verdad. El resto
solo fueron ingredientes dispuestos correctamente a su debido momento.
Como en todo documental de música hay una pequeña parte
técnica, que no creo que se tenga que extender más dado que no resaltará tanto
como la sorpresa en sí misma al crear algo como Achtung baby: arte. Si la base es óptima y la actitud inesperada, el
éxito viene dado por las circunstancias: una banda que se acercaba a su
disolución, un tocar techo en cuanto a evolución se refiere, un cambio de
década, época, sonido y una conexión nueva con el mundo necesaria. Ese era el
momento una vez más, el momento de U2 y su nuevo sonido.
Y así, destruyendo toda su etapa anterior por completo a ese
nivel, y dando un nuevo enfoque a todo lo hecho anteriormente como si lo
hicieran de nuevo, consiguieron que muchos les odiaran. Pero también lograron
que muchos les amaran. Se convirtieron en el prototipo perfecto de grupo de
rock, con todas sus etiquetas y clichés, y usaron deliberadamente esa fórmula y
todo aquello cuanto era criticable de ellos para, precisamente, formar esa
estética. Ya no había lugar a dudas, la postura estaba clara, y ese era el
cuerpo y base que daría a conocer todo lo demás: la superficialidad que daría
paso al sentimiento más trascendental.
El desenlace se corresponde directamente con el inicio, Even better than the real thing en Glastonbury,
con una considerable subida de volumen mientras aparecen los créditos para
disfrute del poco público asistente.
Take me higher!
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