viernes, 1 de febrero de 2013

Hitchcock


El hogar de Ed Gein da inicio a esta adaptación del libro Alfred Hitchcock and the making of Psycho, donde el maestro del suspense da la bienvenida a los espectadores a la historia de lo que supuso el laborioso cometido de llevar a cabo la más representativa película del cineasta: Psicosis. Si bien los atroces asesinatos descubiertos provocaron un gran revuelo y agitación social, también inspiraron nuevas ideas para la ficción y atrajeron nuevos intereses, a pesar del inicial rechazo general. La diversión estaba servida por primera vez en su forma más transgresora y lamentablemente, por ello nadie apostaba por su éxito, hecho que conllevó a que la sorpresa posterior la hiciera aún más grande si cabe.


Anthony Hopkins, como es de costumbre, realiza una excelente interpretación del director, dentro de un reparto de casting de lo más acertado y personalizado para la ocasión. Helen Mirren realiza el papel de Alma Reville, la esposa de Alfred Hitchcock, que lo acompaña conformando una perfecta pareja, cuyas desavenencias personales y sentimentales toman gran parte del protagonismo de la película, quizás incluso dedicando más tiempo de lo convenido en este aspecto; en cualquier caso, a pesar de lo que se busque con esta película, no hay que olvidar que está basada en el libro y no en los hechos en sí. Scarlett Johansson, a pesar de parecer que no encajaría de ninguna de las formas en el papel de Janet Leight, aprueba con nota dados sus rasgos similares a los del canon de belleza de la época una vez caracterizada, al igual que Jessica Biel de Vera Miles; merece mención especial James D’Arcy de Anthony Perkins, cuyo parecido y actuación salta a la vista con nota acabando de perfeccionar el plantel original de Psicosis junto a las dos actrices. Michael Wincott juega el rol de Ed Gein, cuya aparición recurrente de villano como actor se agradece una vez más, apareciendo en los sueños y visiones del cineasta, como si de una revelación se tratase dando forma a los pasos a seguir, y sirviendo como excusa para adentrarse en la mente del director, y así poder enlazar las decisiones que toma en base a sus sentimientos.


Las dificultades a la hora de realizar lo que iba a ser en principio su última película, que tuvo que ser financiada por el propio matrimonio a riesgo de perder sus bienes y arruinarse, se centraban principalmente en el desentendimiento y desaprobación de la misma por parte de los estudios y la prensa especializada. Paramount pictures se iba a dedicar exclusivamente a distribuirla, por lo que el interés en su éxito era ínfimo, y a su vez la censura solo entorpecía la realización, a pesar de que el desagradable rechazo inicial por según qué temáticas solo fuera precedido por su posterior y permanente interés. De esta difícil forma de producción tan individualista, el fruto conseguido no fue el esperado, y se tuvo que trabajar de nuevo con el material final para rehacer la película, esta vez de forma satisfactoria con un estreno promocional de lo más escenificado.


Esta adaptación de la novela Psicosis fue motivada por la necesidad de Hitchcock de romper consigo mismo y de todo cuanto había hecho, y de volver a hacer lo que realmente quería como en sus inicios, a pesar del respaldo y facilidades que habría recibido de seguir por el mismo camino, en vez de innovar con el riesgo excesivo que ello conllevaba. Dada la fuerte personalidad del característico director y las peculiaridades del rodaje, donde quizás se echan en falta más curiosidades, la película tiene un acertado toque de humor ácido.


Respecto a la banda sonora, Danny Elfman no tiene posibilidad en esta ocasión de destacar especialmente, a excepción de créditos tanto iniciales como finales y en alguna escena concreta. En cualquiera de los casos siempre es una elección acertada, teniendo en cuenta como acompaña e introduce con sus composiciones a la historia a exponer, como si de la narración de un cuento se tratase.


El público debe sufrir tanto como sea posible.

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