lunes, 20 de mayo de 2013

Apología de la rareza


Dentro de la comunidad Instint, conocimiento y entretenimiento, hoy hemos asistido en Barts a la conferencia de Risto Mejide, presentada por José Corbacho. La temática ha tratado acerca de la creación de una marca personal innovadora, única y diferente, así como la propia de Risto, a partir de la cual se hizo realmente conocido. Su personaje se caracteriza por la creación de conflicto, con el fondo de la sinceridad más radical al estar conformada por unas duras formas. Los puntos fuertes para dar a conocer la marca propia han sido honestidad, empatía, ingenio, creatividad y oportunismo, conflicto, causa (combinación de qué gusta, qué se da bien y qué está recompensado) y talento.


Todo ello ha sido matizado con ejemplos gráficos y claros enfatizados sobretodo en la situación actual, con un reconocible tono de humor siempre presente: la ironía y el cinismo estaban servidos. La participación del público no solo ha sido activa e interactiva entre nosotros con diversos ejercicios sencillos, sino que al acabar la presentación se han sucedido las preguntas, donde han salido a la luz varios estudiantes de publicidad, emprendedores y concursantes o aspirantes del programa Tú sí que vales. Pocas veces se aprende y se replantean tantos conceptos que se dan por hechos mientras se disfruta el show, es un objetivo conseguido en tan solo dos horas tanto por la obra en sí como por la propia programación de la comunidad.


Como le he comentado al propio Risto al salir, no me voy a extender mucho más porque eso ya lo hago en otras circunstancias: me ha gustado mucho aunque a mi parecer básicamente se reduce todo a perseverancia y suerte, claro que con esa resolución no consigo llenar dos horas de tiempo y vender todas las butacas, y ahí radica la gracia. He estado hablando con el gran Albert Om, presentador catalán que protagonizó la anterior conferencia de Instint y amigo del grandísimo Pepe Rubianes; por último he tenido el placer de compartir un momento con José Corbacho, animador de veladas imprescindible como pocos, cuyas intervenciones siempre se agradecen. Es la otra cara de la moneda con una actitud perfectamente contrastada y complementada con la de Risto, cuya combinación resulta letal.


La rareza como virtud.

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