Sin lugar a dudas, Carlos Pacheco es un referente a nivel
nacional en el mundo del cómic, y se ha convertido en total protagonista de
esta edición al conformarse como autor del cartel del salón. En él, aparece
Barcelona con personajes sobradamente conocidos, pero ligeramente modificados
para que no se trate de ellos, aunque sean reconocibles; hasta la fecha, me
parece el mejor de todos. He podido compartir un breve momento con él justo
antes de su conferencia, aunque ha sido después cuando me ha podido firmar La caída de Camelot.
Es un camino largo y difícil entrar
dentro del sector editorial para alcanzar un espacio propio, y debido a caracterizarse
como un círculo cerrado y obtuso, conseguir reconocimiento suele conllevar a la
autoedición. A pesar de ello, sigue siendo duro llegar al público, y en
ocasiones la ardua pero práctica vía para acceder al lector es la referencia a
lo conocido, aunque sea a modo de parodia. Es el caso de Sergio Ballester, en cuyo último trabajo se ha atrevido con la obra
maestra escrita por Alan Moore y
dibujada por Dave Gibbons: Watchmen. Le he pedido que me dibujara a
Rorschach en su cómic Guachimen, en el que se ha vuelto a la
edición en color respecto a su anterior publicación, que fue en blanco y negro
debido al coste adicional que representa.
En esta ocasión, Francisco Ibáñez me ha dibujado a Mortadelo disfrazado de cangrejo en la
primera edición de Barcelona 92. Es
curioso porque a pesar de nunca haber confirmado que se trata de la ciudad condal,
gracias a las olimpiadas, en este número se hace patente más que nunca cual es
el lugar de residencia de sus agentes. Como siempre, el guión de Ibáñez resulta un fiel reflejo de la
sociedad y época, cargado con su humor y sátira habituales, y referenciando el
momento vivido, incluso convirtiendo ciertas situaciones en premonitorias.
Parecía que prácticamente toda mi
estancia y tiempo invertido iba a destinarse al stand de ECC ediciones, editorial de DC
cómics, pero merece especial mención el espacio de Panini, donde se publica Marvel,
pero no exclusivamente por la firma de Carlos
Pacheco. La última visita y dibujo del salón ha sido por parte de Salvador Espín, a quien le he pedido a Lobezno. Ha demostrado caracterizarse
por su profesionalidad, humildad e ilusión, ampliando su horario de trabajo
fuera de lo establecido y atendiendo a todo aquél que se acercaba. Me ha
parecido especialmente emocionado de compartir el mismo lugar que Pacheco, a quien por cierto, a pesar de
pasar relativamente desapercibido, vimos en la premiere de El hombre de acero en Madrid.
Soy el mejor en lo
que hago.
Tú los acosas, no? jajajaja
ResponderEliminarAl contrario, nunca molesto a nadie. ;-P
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