viernes, 17 de abril de 2015

Una noche para sobrevivir


Una noche para sobrevivir, dirigida por Jaume Collet-Serra, supone hasta la fecha su mejor película dirigiendo a Liam Neeson y como director. Podría haberse tratado perfectamente de una historia de serie negra, poseyendo leves matices de tal género, al desarrollarse la misma en una Nueva York nocturna navideña, en la que elementos como la lluvia pueden crear una rotunda ambientación. Llama la atención como se producen abruptos y vertiginosos cambios de cámara, que a pesar de resultar inicialmente confusos, son efectistas.


Todo y ser una película de acción en toda regla, existe un formidable enfrentamiento interpretativo entre Liam Neeson y Ed Harris, que supone una notable puesta en escena. En conjunto, el drama personal de Jimmy Conlon a nivel familiar, convierte al personaje en el más depresivo bajo la piel de Neeson, aunque no sea la primera vez que interpreta a un protagonista solitario y decadente. La novedad radica en que, por una noche y como última oportunidad, hay posibilidad de redención, aunque sea a coste de un alto precio.


La propuesta de Una noche para sobrevivir o Run all night en su versión original, está implícita en el propio título. Los sucesos que acontecen prácticamente dejan a los personajes sin toma de decisión o alternativa posible, obligados a actuar en contra de su voluntad. Los dilemas expuestos parecen jugar en contra del libre albedrío, al interferir directamente contra los sentimientos y sed de venganza.


Joel Kinnaman como Michael, hijo de Jimmy, encarna un personaje con tablas dado el desavenimiento con su padre, por lo que sin destacar en exceso, crea su espacio merecido de relevancia debido a su rabia e ira contenidas. Cabe mencionar la aparición de Nick Nolte como hermano de Jimmy, presencia breve pero que siempre es de agradecer dado el actor en cuestión, a pesar de no estar acreditado.


La banda sonora corre a cargo de Tom Holkenborg, más conocido como Junkie XL, quien a pesar de cumplir con su cometido en la ambientación sonora, ejerce mayor protagonismo al inicio de la película, usando incluso el sonido de rayos y lluvia como notas de su aportación. Puntualmente durante escenas cruciales, consigue incluso sobrecoger con su énfasis y altibajos.


Una noche para sobrevivir posee su propia identidad, aunque dados los elementos, es inevitable pensar en Venganza y en Una historia de violencia. Quizás para alejarse de esa sensación de Déjà vu, habría sido necesario profundizar en la ciudad de Nueva York como escenario, o ceder parte del protagonismo de Liam Neeson a otro personaje de igual consideración; no obstante, consigue discretamente su objetivo.


Ningún pecado queda impune.

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