Es difícil comenzar una crítica
de este calibre, prácticamente con el único objetivo y ejercicio de proyectarme
a mí mismo en un texto respecto a esta película mientras escucho la banda
sonora de la misma, con la imperiosa necesidad de romper la cuarta pared en
esta exposición dado lo que significa para mí. Cabe admitirlo, las dos joyas de
la corona de DC cómics siempre han
sido Batman y Superman, y en el séptimo arte ha parecido conformarse siempre como
una presencia más que suficiente, sin embargo el esperado enfrentamiento nunca
ha llegado a producirse, y mucho menos un universo compartido cinematográfico a
excepto de alguna mención. Dicho tiempo y expectativas han producido una
sobrecarga de responsabilidad al estreno, que parece haber surgido como
respuesta al éxito de Marvel, con la
diferencia que detrás de Batman v
Superman: el amanecer de la justicia solo existe El hombre de acero.
¿Qué es Batman v Superman: el amanecer de la justicia? Por definición un
versus donde coinciden por primera vez las dos piedras angulares en cuanto a
adaptación de cómic a la gran pantalla por parte de Warner se refiere, a modo de precuela y prólogo de La liga de la justicia; lamentablemente ha
sido el riesgo inherente a dicha fórmula, forzada al exceso de información y a
una resolución abrupta de la trama, haciendo gala de un descompasado ritmo, lo
que supone sentimientos encontrados. A pesar de las dos horas y media de
duración, parece necesario más metraje para la total comprensión de la
historia, resultando curioso que haya media hora más preparada para el
lanzamiento de la versión del director en bluray, aunque se desconoce si
rellenará dichos agujeros argumentales; la razón de su existencia es el
contenido violento, evitando así la catalogación de la película para mayores de
edad. Sin embargo, resulta más beneficioso comercialmente hablando la
producción de películas de corta duración gracias a la capacidad de realizar
mayor número de proyecciones al día, y obviamente por costes de rodaje, aunque
en este supuesto está editado de antemano dicho contenido, por lo que queda
descartado como principal motivación.
Los créditos iniciales son
magistrales, mostrando la muerte de los padres de Bruce Wayne como nunca antes, plano a plano un calco de la viñeta
del cómic incluso con la aparición del estreno de La máscara del Zorro; todo ello acompañado de una imperiosa y
contundente banda sonora con reminiscencias a Danny Elfman, desenlazando en la caída a la cueva y la aparición
del murciélago como elemento de nacimiento del personaje, lo que supone una
pesadilla reiterada. “Metrópolis: la
humanidad conoce a Superman”. Los
acontecimientos que destruyeron la ciudad en El hombre de acero son vividos de nuevo desde el punto de vista de Bruce, quien se dirige a uno de los
edificios Wayne a toda velocidad y en
acto de desesperación debido al peligro; la escena caracterizada por el
derrumbamiento de construcciones obliga a hacer doble ejercicio de memoria
debido a los atentados del once de septiembre. La heroicidad y supremacía del
último hijo de Krypton quedan subyugadas
por el odio y la atribución directa de toda responsabilidad acerca de lo
acontecido. Cimentadas con total base, exposición y argumentación, quedan pues
las motivaciones de Batman contra Superman.
El argumento en lo sucesivo,
acerca de la existencia de dioses entre la humanidad, la exigencia de
responsabilidades y el hecho de relativizar lo que puede hacer Superman y cuestionar lo que debería
hacer para que no actúe unilateralmente, se ve condicionado por los planes de
conspiración y dominación a manos de Lex
Luthor. Su villano por excelencia supone el catalizador para el histórico
enfrentamiento, y lamentablemente este no es otro que el secuestro de Martha Kent. A su vez, la salvación de Superman a manos del golpe de gracia de Batman, se debe directamente a que la
nombra, lo que supone una resolución fácil; la épica de la confrontación pierde
considerablemente fuerza al ser altamente cuestionables su planteamiento y
desenlace, destacando la destrucción de las perfectamente construidas razones y
motivaciones de Batman. Zack Snyder es un indiscutible maestro
en las escenas de acción, pero da la sensación que los guionistas Chris Terrio y David S. Goyer no le han dejado el trabajo fácil, y la épica sigue
permaneciendo en Chistopher Nolan y
su trilogía de El caballero oscuro. A
pesar del tiempo transcurrido, Superman
no ha evolucionado como personaje, de hecho no se ha producido acercamiento a
la humanidad, todo lo contrario: supone más una entidad divina que nunca, cuyo
seguimiento está dividido entre seguidores y detractores. Su muerte a manos de Doomsday, creado por Lex Luthor a partir del cadáver de Zod a un nivel narrativo estrepitoso cuyo
origen recuerda a Bizarro, no hace
más que conformar debido al sacrificio su posición como dios.
Snyder ha mostrado en apariencia un Batman más de cómic que nunca, y es un punto de vista que dejo en
la superficie porque su preocupación por no matar parece inexistente. No es un
secreto que Zack ardía en deseos por
hacer una película de El regreso del
caballero oscuro de Frank Miller,
cuyas referencias son constantes, y el hecho de constatar agradecimientos a
grandes dibujantes y guionistas en los créditos, por no decir los mejores, no
hace sino confirmar dicha postura. Ha sido una actitud inteligente optar por
dar un paso más allá en la ficción, de lo contrario habría sido reiterarse en
las perspectivas expuestas anteriormente, como ejemplo la bestialidad empleada
en la escena del batmóvil. No obstante como escena cumbre, la infiltración para
rescatar a Martha Kent, donde saca a
relucir todos los gadgets y movimientos de los que suele hacer gala en las
viñetas; el murciélago seguramente se gana a un público que esperaba ver lo
mismo que en la saga de videojuegos Arkham.
Ben Affleck cumple, aunque
sinceramente y teniendo en cuenta que predomina más que nunca la animación por
ordenador, cualquier actor maduro de carácter serio que hubiera conseguido
dicha musculatura habría sido un buen candidato para el papel, dado que apenas
se denota carga dramática en Bruce Wayne
más allá de odio y serenidad. Sigue gustándome más Christian Bale, tanto como Batman
y como actor, y creo que los matices se quedaron en él, pero sabía que Ben Affleck iba a aprobar por lo
expuesto anteriormente.
Alfred Pennyworth interpretado por Jeremy Irons, creo que esta frase habla por sí sola, porque poco
más creo que se puede decir excepto que no se me ocurre otro actor británico de
avanzada edad para dicho papel después de Michael
Cane. La escasa sátira y humor que posee la película provienen
prácticamente de él como fiel aliado tanto del murciélago, a modo de Oráculo, como de Bruce en su faceta de mayordomo, que por cierto reluce menos que
nunca en la película. Supone su único y constante apoyo de respaldo moral
gracias a su sabiduría, consejo y protección. Como siempre más que un sirviente
es un aliado, compañero, amigo y lo más importante por encima de todo: su única
familia.
Wonder woman supone una grata sorpresa, tanto Diana Prince en su personalidad y forma de vestir con sutiles referencias
a su verdadera identidad, como la amazona predilecta, quien denota disfrutar de
la batalla como guerrera que es, sin faltar en la gran pantalla el uso de elementos
como la espada, los brazaletes y el lazo de la verdad. Su entrada en escena
salvando a Batman no solo es
espectacular, sino que representa la primera imagen de la Trinidad al completo por primera vez en el cine. En cuanto al resto
de La liga de la justicia, su
aparición es mero cameo anecdótico, sin comprender como un personaje como Aquaman haya podido disfrutar de tanta
promoción para posteriormente solo aparecer un instante en la reproducción de
un video, al igual que Flash y Cyborg; dicho material audiovisual está
en posesión de Lex Luthor, en
referencia a los archivos del proyecto metahumano.
Es destacable, sobre todo de cara
a la continuidad, la reunión que se produce del elenco de El hombre de acero, ya no solamente hablando de personajes
principales como Lois Lane, Perry White o Martha Kent, sino incluso de los secundarios, con mención especial
a la aparición de Kevin Costner como Jonathan Kent, dentro del marco de un
sueño y como refuerzo positivo a Clark,
lo que hace echar en falta la presencia de Russell
Crowe como Jor-El, para completar
así el cast. En clara contraposición se encuentran las pesadillas de Bruce, entre las que se incluye una visión
demasiado elaborada como para tratarse de una mera invención de su mente, en
concreto un futuro apocalíptico donde la humanidad está sometida a Superman, poseyendo referencias mediante
la presencia de los parademonios y el símbolo Omega al posible futuro enemigo de La liga de la justicia: Darkseid.
Este mundo alternativo está inspirado por el videojuego y posterior serie de
cómics Injustice: gods among us,
debido a la muerte de Lois Lane, y la
aparición de Flash alertando a Bruce para que los reúna tiene
reminiscencias a Flashpoint y Crisis en tierras infinitas.
Quizás existe demasiada
información para una sola película, o sencillamente son necesarias las escenas
eliminadas para entender y comprender, por ejemplo, los conocimientos que posee
Lex Luthor. Por otra parte resulta
increíble indagar y tomar conocimiento de que Jimmy Olsen del Daily planet,
eterno compañero de Clark Kent y Superman, aparezca acompañando a Lois Lane en su entrevista inicial en
África, y que muera sin ni siquiera llegar a saberse quién es. Anatoli Knyazev, mercenario a las
órdenes de Luthor, tiene una identidad
que también pasa totalmente inadvertida al tratarse en realidad de un enemigo
de Batman: KGBestia. Junto a ellos, existen numerosos detalles, ya sean
concebidos para posibles y nuevas subtramas o simplemente como huevos de
pascua, pero elementos como el traje de Robin
expuesto en la batcueva con un mensaje del Joker
grabado en él, no hace sino suscitar misterio y deseo de mayor conocimiento
acerca de su muerte, tal y como sucedió en Muerte
en la familia.
Prácticamente lo que considero
peor de toda la película es Jesse
Eisenberg como Lex Luthor, habrá
que esperar si aparece en futuras entregas que dirección toma el personaje,
pero su personalidad histriónica, excéntrica y descontrolada, no parece la
mejor de la cual hacer gala al menos durante todo el metraje. Su presencia no
llena la pantalla como debería, y curiosamente en su acción más agresiva de
toda la película ni siquiera está presente: el atentado en el Capitolio. En él asesina a la imparcial
senadora Finch, interpretada por Holly Hunter, quien desea que Superman declare por sus actos en plena
audiencia democrática, y a su vez impide a Luthor
importar la kryptonita encontrada en
el océano índico con el objetivo de usarla contra él; entre las numerosas
víctimas de dicha explosión, Lex sacrifica
a Mercy Graves, asistente creada
originariamente en la serie de animación. En cualquiera de los casos,
finalmente consigue hacerse con el material radioactivo de la máquina
planetaria proveniente de la terraformación de Krypton, pero es Batman
quien la usa como uno de los pocos recursos existentes contra Superman para equilibrar fuerzas en su
enfrentamiento.
Sin embargo quien parece ser el
nexo de todo cuanto acontece es Lois Lane,
repitiendo de este modo la misma fórmula que en El hombre de acero. Lo mismo sucede con Superman, a excepción de su identidad como Clark Kent, quien se muestra con una actitud quizás más agresiva de
lo conveniente, teniendo en cuenta que su verdadera tapadera es su personalidad
y no las gafas de pasta; desafiante con Perry
White en cuanto al tratamiento de las noticias de Batman se refiere, incluso desobedece sus órdenes, por no mencionar
acerca de su identidad secreta como se solventará el hecho de resucitar también
a Clark. La muerte de Superman supuso un antes y un después durante un año
de publicación de cómics sin su presencia, sin embargo el desenlace durante el
funeral, revelando que no está muerto, es demasiado prematuro. En cualquier
caso es una conclusión de conocimiento general, debido a su continuidad en las
futuras entregas del universo DC, y a
pesar de suponer una gran sorpresa no crea el impacto que debiera, residiendo
el misterio en el modo como volverá. El emotivo sacrificio de Superman atravesando con la lanza de kryptonita a Doomsday, después de que Batman
lo haya debilitado con gas del mismo elemento y mientras Wonder woman lo retiene con el lazo de la verdad, enfatiza el
trabajo en equipo de la Trinidad y la
motivación decisiva de Bruce para
reunir a La liga de la justicia.
Hans Zimmer ha declarado que este será su último trabajo con
superhéroes porque le ha resultado laborioso realizar esta composición; no es
de extrañar, personalmente considero que ha hecho un ejercicio considerable de
reinicio empezando desde cero, entiendo que a fin de evitar imitarse a sí mismo
en su labor respecto a la trilogía de Nolan,
y es que la banda sonora en las escenas del murciélago se acerca más a un punto
de vista parecido al propuesto por Danny
Elfman. Su trabajo en conjunto a Junkie
XL ha conseguido romper esquemas cuando entra en acción Wonder woman, sea en persona o a modo de
reportaje fotográfico. Quizás se sigue demasiado con Superman la estela de El
hombre de acero, pero se agradece de nuevo dicha continuidad en este
aspecto, y no deja de significar el tema asignado individualmente a cada
personaje; en cuanto al elegante y estridente acompañamiento escogido para Lex Luthor, creo que consigue amor y
odio a partes iguales. El compositor ha vuelto a realizar un excelente trabajo,
dando de nuevo un paso adelante respecto a lo que puede ofrecer, y
complementado la acción quizás con uno de los apartados más épicos de toda la
película: el sonoro.
Zack Snyder ha realizado una obra maestra a nivel escénico y
visual, dejando atrás la cámara en mano de El
hombre de acero y creando auténticas viñetas trasladadas en movimiento a la
gran pantalla, como ya hizo con Watchmen
y 300; lamentablemente para esta
ocasión el trabajo no estaba hecho, no existía un cómic auto conclusivo como
borrador, y este hecho ha debilitado gravemente el resultado. Es difícil e
injusto valorarla en profundidad, puesto que parece un elemento perteneciente a
un conjunto del cual se tiene constancia pero no conocimiento, pero
lamentablemente y sin excluir este caso, una película debería ser ideada individualmente;
por definición puede no ser una metodología actual, sobre todo en este contexto
de universo cinematográfico, pero este nuevo concepto parece facilitar la
proliferación de prólogos y la atenuación de responsabilidad, dado que si la fórmula
no funciona siempre existe otra oportunidad en marco de la siguiente entrega de
la franquicia.
Batman v Superman: el amanecer de la justicia aprueba como película
basada en la adaptación de un cómic a la gran pantalla, no obstante las
expectativas para el histórico enfrentamiento de DC estaban demasiado altas como para que el resultado haya sido satisfactorio.
Quizás el título no engaña acerca de lo que ofrece el contenido, incluso
destacando la relevancia de Batman
sobre Superman, pero el tiempo que se
ha tomado en producirse dicha reunión para llegado el momento realizarse drásticamente
ha sido perjudicial. No es la película definitiva de ambos personajes, y como
producto genera más dudas de las que resuelve en su historia, siendo difícil
centrarse en la acción debido a su ritmo; el casting de lujo y la banda sonora,
no obstante, ayudan a crear el ambiente adecuado. Cuesta posicionarse con una
valoración definitiva, cuando el mayor sentimiento que se apodera después de la
proyección, reside en la espera de la siguiente película para que la
información se complete, rasgo que caracteriza actualmente las salas de cine y
que resulta más apropiado de una serie; sin embargo, el gran momento que todos
los lectores de cómic esperábamos ha llegado.
El día contra la noche: el hijo de Krypton
contra el murciélago de Gotham.