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viernes, 20 de septiembre de 2013

Rush


No es la primera vez que Ron Howard dirige una película basada en hechos reales, solo hay que ver las excelentes Una mente maravillosa y Cinderella man, y para esta ocasión la calidad también ha estado a la altura de las expectativas. A resaltar que la temática o ámbito que se abarca, a pesar de ser un eje importante de la historia a narrar e incluso conformando la base principal, no es decisivo si las formas de explicar una historia personal son las correctas. En otras palabras, se pueden apreciar perfectamente los sentimientos de los personajes aunque no gusten las matemáticas, el boxeo o la Fórmula 1, como en este caso. Se trata por encima de todo de historias humanas, y ahí está la clave, disponer lo circunstancial en segundo plano y resaltar las personalidades, sueños, conflictos y dilemas a los que se enfrentan, tanto a nivel moral como ético. Conseguido de nuevo.


Rush muestra en la gran pantalla con astucia la rivalidad que tuvieron el austríaco Niki Lauda y el inglés James Hunt, ambos corredores de Fórmula 1. Niki era comedido, calculador y disciplinado, totalmente contrario y en perfecto contraste con el británico, desmedido, visceral y desenfrenado, válgase la redundancia. Aún así, a pesar de concebirse mutuamente desde un inicio como perfectos enemigos, prosperaron conjuntamente uno gracias al otro para poder sacar lo mejor de ellos mismos, una rivalidad convertida en inspiración y motivación.



En la trama releva mucha importancia por motivos obvios el accidente de Lauda de 1976 en Nürburgring, de hecho la primera escena transcurre allí y el eslogan del poster promocional de la película suscita el mismo interés. Puede parecer por ello una historia trágica, pero se juega hábilmente con diversas situaciones, que sin volverse totalmente cómicas, resultan entretenidas y divertidas, sin llegar a estropear el fin de lo que se quiere transmitir. A pesar de las circunstancias, se muestra el mejor fondo posible, con una alta fidelidad de los hechos y del contexto histórico, alternando incluso con escenas reales.


El actor catalán de origen alemán Daniel Brühl protagoniza el papel de Niki Lauda, rol que dado su origen lleva a cabo con gran realismo, siendo además caracterizado para acercarse al conocido corredor. Chris Hemsworth a su vez hace de James Hunt, conformando un casting acertado dado su parecido pero quizás con menos tablas a nivel de interpretación como Brühl dado su personaje, que básicamente se muestra como un adicto a las mujeres y la fiesta, con todas sus consecuencias. Es Niki quien tuvo el accidente que le desfiguró parcialmente la cara y prácticamente le cuesta la vida, y después de estar hospitalizado volvió para correr y ser campeón de nuevo. Esta situación le da más oportunidad de resaltar como actor, aunque el conjunto de los dos campeones de Fórmula 1 resulta efectivo, recayendo el peso en ambos.



En segundo plano Olivia Wilde interpreta a la esposa de Hunt, aunque como dicho matrimonio dura poco su presencia es mera anécdota; a su vez, Alexandra Maria Lara destaca más como esposa de Lauda, no solo por su característica relación sino por su ayuda en los momentos más difíciles. Como siempre, la tragedia da más juego que la diversión de cara a la interpretación, y en este caso no es la excepción que confirma la regla. Aún así, en absoluto se trata de un drama.



La banda sonora está a cargo de Hans Zimmer, que quizás para esta ocasión solo toma protagonismo en los momentos cruciales tanto a nivel de los personajes como de las escenas de carreras en los circuitos. En cualquier caso y como siempre, vuelve a realizar un score excelente y crea de nuevo momentos épicos, más cuando se es consciente de que los hechos narrados sucedieron de verdad. Emocionante.


Precisamente estuve con Daniel Brühl este mismo año para Sant Jordi, donde me firmó su libro Un día a Barcelona. Todo un lujo estar con tal actor, que se mostró realmente amable y atento con los presentes.




Todo les condujo a ese instante.

martes, 23 de abril de 2013

Sant Jordi 2013


Puestos a aprovechar el día me he pedido fiesta expresamente, por lo que aproximadamente a las diez de la mañana me encontraba merodeando por el centro; se podía intuir el stand de Francisco Ibáñez pero aún no había nada organizado, pero para otras firmas sí, a pesar que aún no habían empezado los horarios. A pesar que la cosa seguía en calma, hemos corrido el riesgo y hemos aprovechado el tiempo colocándonos en la cola para Risto Mejide y Christian Gálvez. Las decenas de personas que estábamos congregadas íbamos a distintos autores, así que la organización nos ha preguntado si estábamos también para Gálvez, al responder afirmativamente nos han dicho que pasáramos.


Christian estaba libre, a pesar de estar al lado de Risto, el cual era motivo de la gran acumulación de gente. Les he dicho que al ir juntos parecen el lado luminoso y el lado oscuro, Mejide me ha contestado que ni hecho a propósito; a Gálvez le he dado su libro Tienes talento para que me lo firmara y le he comentado lo buena pareja que me resulta con Almudena Cid y la empatía que desprenden, que me tenía que contar el secreto. Ha remarcado con humor que más que pareja matrimonio, al menos por el momento, y respecto a la simpatía que era posible gracias al respeto y a la tolerancia, curiosas palabras teniendo en cuenta a quien tiene al lado. La organización, al igual que la ubicación en las carpas (solo hay que ver el perfecto contraste de iluminación en las fotos), han dejado que desear. De hecho el conocido presentador, según me ha comentado, apenas se podía mover en su sitio.


Al ponernos a esperar a Risto, a pesar de tener pocas personas delante, el hecho que diversos medios aprovecharan el horario de los escritores para entrevistarles, y el exceso de tiempo que se han tomado algunos asistentes, ha hecho que en cuestión de apenas unas firmas se haya tenido que ir. Me ha firmado rápidamente #Annoyomics y El pensamiento negativo, y he aprovechado para comentarle lo indignante que me ha resultado que hubieran retirado su puja, donde subastaba el espacio de su columna, en el que tanto el dinero de la puja como el de su correspondiente sueldo por la labor, estaban destinados a la asociación de afectados por la hipoteca. Curiosamente en el conocido servicio de subastas se pueden encontrar bolígrafos a cientos de euros que incluyen como regalo entradas, sin embargo parece que no quieren relacionarse con según qué fines, a pesar que resulten totalmente ajenos a ellos, dada la legitimidad y ausencia de relación en el servicio en sí, en cuanto al hecho de usar la cifra conseguida con libre albedrío se refiere. Risto estaba indignado, le he comentado hablando de molestar, tal y como el subtítulo de su último libro indica, que no se hubiera limitado a editarlo con la extraña forma que tiene para que no se pueda sostener de pie por sí solo, sino que lo hubiera maquetado al revés, para que se tuviera que leer con un espejo. Me ha contestado que es una idea que ya ha usado para un prólogo, pero que está de acuerdo conmigo que de este modo se leería el libro quien realmente le interesa de verdad.


Hemos salido corriendo para la cola de Ibáñez, donde no teníamos muy claro si lo íbamos a conseguir al tener solo una hora de tiempo. Ha sido una grata sorpresa lo bien gestionada que estaba la cola, no solo para mejorar la distribución han colocado separadores sino que han repartido números y hemos sido los últimos para firmar de nuevo. Le he dado El coche eléctrico, número 155 y última publicación de Mortadelo y Filemón, donde me ha dibujado a Mortadelo disfrazado de fantasma. Luego hemos perdido un poco el tiempo debido a los cambios de última hora y al total desconocimiento acerca de donde se encontraban los autores que nos interesaban, debido al caos que se estaba produciendo con otros más mediáticos.



En otra librería, a pesar de toda la gente que había, realmente nadie estaba haciendo cola para Mario Vaquerizo, por lo que al preguntar nos hemos dado cuenta que ya era nuestro turno. Había gente que simplemente estaba mirándole y haciéndose fotos, y creo que en algún caso actualizando redes sociales con el móvil; el problema es que una vez habían conseguido lo que querían no se retiraban, comportamiento que sumado a los transeúntes de la propia calle ha creado una conglomeración. Todo y que es un día en que teóricamente los propios organizadores y comercios dan prioridad obviamente a quien tiene libro, luego no es algo que se lleve a la práctica salvo excepciones. En este aspecto, Vaquerizo ha demostrado ser una persona íntegra y atenta, que al ver que llevaba su libro Haciendo majaradas, me ha agarrado para llevarme a su lado y darme prioridad absoluta. Le he preguntado si nadie había comprado su libro al no verlo, y me ha contestado que como no era una novedad y ya había estado firmando con anterioridad, quizás la ausencia de este se debía a ello. Se ha mostrado de lo más simpático y afable, todo un saber estar.


Después de comer he ido a ver a Daniel Brühl, actor catalán de origen alemán que aparece en películas tales como Intrusos, El ultimátum de Bourne y Malditos bastardos. Nuevamente, a pesar de los pocos que éramos y del orden que intentábamos establecer entre nosotros, el descontrol ha vuelto a ser el protagonista de la situación, a pesar que haya sido solo por un momento cuando yo estaba presente, al ser de los primeros. Le he dado para firmar Un día a Barcelona.




Luego ha tocado el turno para Alberto Chicote, cocinero y presentador del programa Pesadilla en la cocina, donde para la gente que pasaba por allí ya no ha sido suficiente detenerse a mirar sino que había que empujar para llegar hasta primera fila y una vez allí no moverse un ápice, para poder hacer fotos con el móvil para informar a todo el mundo acerca de lo que estaba sucediendo. Lamentablemente vuelve a ser un problema de la organización, es curioso el caos que se ha creado en librerías especializadas y luego como en establecimientos genéricos han realizado una cola en condiciones, por momentos me ha dado la sensación de estar en un concierto. Le he comentado que quería empezar a cocinar en serio, esperando no pasar de una pesadilla en la cocina a una pesadilla en el hogar, gracias a un incendio después de las enseñanzas de su libro de recetas del programa. Me ha dicho, al igual que me ha dedicado, que cuando empiece a cogerle el gusto me daré cuenta de lo que me he perdido hasta ahora.


Loquillo era el único para el cual no me había comprado libro, pero al no haber nadie y estar completamente solo, le he preguntado si le importaba que me hiciera una foto con él a pesar de ello. Ha accedido sin problemas.


Luego volviendo he visto a Àngel Llàcer, no tenía el libro y al verlo interactuando con la gente le he preguntado por él, le he dicho que me convenciera. Me ha contestado que era muy malo vendiéndose, que me iba a gustar, le he preguntado acerca de qué trataba y tampoco me ha concretado. Al final le he dicho que me lo resumiera con una palabra, la respuesta ha sido agradable. Lo he comprado y le he comentado que era motivo de risa en casa, se ha quedado un poco traspuesto y le dicho que se esperase, que se lo explicaba.  Me refería al momento estelar en el programa Tu cara me suena, cuando acerca de su actuación le espetó a Javier de Pecos si era consciente de lo mal que lo había hecho, comentario que llegó incluso a parodiar e imitar el propio Carlos Latre. Se ha reído bastante, le he dicho que al principio no lo hacía tan mal, “¡Qué va! ¡Qué va! Lo que pasa es que en las primeras galas el nivel era muy bajo”. Le he dicho que su libro, Sembla difícil, però no ho és!, al ser fino me lo leería rápido seguro, todo y que no comparto su opinión que en tres paradas de metro ya lo he hecho.


Feliz día del libro y la rosa… y de la desorganización y la curiosidad.