miércoles, 23 de marzo de 2016

Batman v Superman: el amanecer de la justicia


Es difícil comenzar una crítica de este calibre, prácticamente con el único objetivo y ejercicio de proyectarme a mí mismo en un texto respecto a esta película mientras escucho la banda sonora de la misma, con la imperiosa necesidad de romper la cuarta pared en esta exposición dado lo que significa para mí. Cabe admitirlo, las dos joyas de la corona de DC cómics siempre han sido Batman y Superman, y en el séptimo arte ha parecido conformarse siempre como una presencia más que suficiente, sin embargo el esperado enfrentamiento nunca ha llegado a producirse, y mucho menos un universo compartido cinematográfico a excepto de alguna mención. Dicho tiempo y expectativas han producido una sobrecarga de responsabilidad al estreno, que parece haber surgido como respuesta al éxito de Marvel, con la diferencia que detrás de Batman v Superman: el amanecer de la justicia solo existe El hombre de acero.


¿Qué es Batman v Superman: el amanecer de la justicia? Por definición un versus donde coinciden por primera vez las dos piedras angulares en cuanto a adaptación de cómic a la gran pantalla por parte de Warner se refiere, a modo de precuela y prólogo de La liga de la justicia; lamentablemente ha sido el riesgo inherente a dicha fórmula, forzada al exceso de información y a una resolución abrupta de la trama, haciendo gala de un descompasado ritmo, lo que supone sentimientos encontrados. A pesar de las dos horas y media de duración, parece necesario más metraje para la total comprensión de la historia, resultando curioso que haya media hora más preparada para el lanzamiento de la versión del director en bluray, aunque se desconoce si rellenará dichos agujeros argumentales; la razón de su existencia es el contenido violento, evitando así la catalogación de la película para mayores de edad. Sin embargo, resulta más beneficioso comercialmente hablando la producción de películas de corta duración gracias a la capacidad de realizar mayor número de proyecciones al día, y obviamente por costes de rodaje, aunque en este supuesto está editado de antemano dicho contenido, por lo que queda descartado como principal motivación.


Los créditos iniciales son magistrales, mostrando la muerte de los padres de Bruce Wayne como nunca antes, plano a plano un calco de la viñeta del cómic incluso con la aparición del estreno de La máscara del Zorro; todo ello acompañado de una imperiosa y contundente banda sonora con reminiscencias a Danny Elfman, desenlazando en la caída a la cueva y la aparición del murciélago como elemento de nacimiento del personaje, lo que supone una pesadilla reiterada. “Metrópolis: la humanidad conoce a Superman”. Los acontecimientos que destruyeron la ciudad en El hombre de acero son vividos de nuevo desde el punto de vista de Bruce, quien se dirige a uno de los edificios Wayne a toda velocidad y en acto de desesperación debido al peligro; la escena caracterizada por el derrumbamiento de construcciones obliga a hacer doble ejercicio de memoria debido a los atentados del once de septiembre. La heroicidad y supremacía del último hijo de Krypton quedan subyugadas por el odio y la atribución directa de toda responsabilidad acerca de lo acontecido. Cimentadas con total base, exposición y argumentación, quedan pues las motivaciones de Batman contra Superman.


El argumento en lo sucesivo, acerca de la existencia de dioses entre la humanidad, la exigencia de responsabilidades y el hecho de relativizar lo que puede hacer Superman y cuestionar lo que debería hacer para que no actúe unilateralmente, se ve condicionado por los planes de conspiración y dominación a manos de Lex Luthor. Su villano por excelencia supone el catalizador para el histórico enfrentamiento, y lamentablemente este no es otro que el secuestro de Martha Kent. A su vez, la salvación de Superman a manos del golpe de gracia de Batman, se debe directamente a que la nombra, lo que supone una resolución fácil; la épica de la confrontación pierde considerablemente fuerza al ser altamente cuestionables su planteamiento y desenlace, destacando la destrucción de las perfectamente construidas razones y motivaciones de Batman. Zack Snyder es un indiscutible maestro en las escenas de acción, pero da la sensación que los guionistas Chris Terrio y David S. Goyer no le han dejado el trabajo fácil, y la épica sigue permaneciendo en Chistopher Nolan y su trilogía de El caballero oscuro. A pesar del tiempo transcurrido, Superman no ha evolucionado como personaje, de hecho no se ha producido acercamiento a la humanidad, todo lo contrario: supone más una entidad divina que nunca, cuyo seguimiento está dividido entre seguidores y detractores. Su muerte a manos de Doomsday, creado por Lex Luthor a partir del cadáver de Zod a un nivel narrativo estrepitoso cuyo origen recuerda a Bizarro, no hace más que conformar debido al sacrificio su posición como dios.


Snyder ha mostrado en apariencia un Batman más de cómic que nunca, y es un punto de vista que dejo en la superficie porque su preocupación por no matar parece inexistente. No es un secreto que Zack ardía en deseos por hacer una película de El regreso del caballero oscuro de Frank Miller, cuyas referencias son constantes, y el hecho de constatar agradecimientos a grandes dibujantes y guionistas en los créditos, por no decir los mejores, no hace sino confirmar dicha postura. Ha sido una actitud inteligente optar por dar un paso más allá en la ficción, de lo contrario habría sido reiterarse en las perspectivas expuestas anteriormente, como ejemplo la bestialidad empleada en la escena del batmóvil. No obstante como escena cumbre, la infiltración para rescatar a Martha Kent, donde saca a relucir todos los gadgets y movimientos de los que suele hacer gala en las viñetas; el murciélago seguramente se gana a un público que esperaba ver lo mismo que en la saga de videojuegos Arkham. Ben Affleck cumple, aunque sinceramente y teniendo en cuenta que predomina más que nunca la animación por ordenador, cualquier actor maduro de carácter serio que hubiera conseguido dicha musculatura habría sido un buen candidato para el papel, dado que apenas se denota carga dramática en Bruce Wayne más allá de odio y serenidad. Sigue gustándome más Christian Bale, tanto como Batman y como actor, y creo que los matices se quedaron en él, pero sabía que Ben Affleck iba a aprobar por lo expuesto anteriormente.


Alfred Pennyworth interpretado por Jeremy Irons, creo que esta frase habla por sí sola, porque poco más creo que se puede decir excepto que no se me ocurre otro actor británico de avanzada edad para dicho papel después de Michael Cane. La escasa sátira y humor que posee la película provienen prácticamente de él como fiel aliado tanto del murciélago, a modo de Oráculo, como de Bruce en su faceta de mayordomo, que por cierto reluce menos que nunca en la película. Supone su único y constante apoyo de respaldo moral gracias a su sabiduría, consejo y protección. Como siempre más que un sirviente es un aliado, compañero, amigo y lo más importante por encima de todo: su única familia.


Wonder woman supone una grata sorpresa, tanto Diana Prince en su personalidad y forma de vestir con sutiles referencias a su verdadera identidad, como la amazona predilecta, quien denota disfrutar de la batalla como guerrera que es, sin faltar en la gran pantalla el uso de elementos como la espada, los brazaletes y el lazo de la verdad. Su entrada en escena salvando a Batman no solo es espectacular, sino que representa la primera imagen de la Trinidad al completo por primera vez en el cine. En cuanto al resto de La liga de la justicia, su aparición es mero cameo anecdótico, sin comprender como un personaje como Aquaman haya podido disfrutar de tanta promoción para posteriormente solo aparecer un instante en la reproducción de un video, al igual que Flash y Cyborg; dicho material audiovisual está en posesión de Lex Luthor, en referencia a los archivos del proyecto metahumano.


Es destacable, sobre todo de cara a la continuidad, la reunión que se produce del elenco de El hombre de acero, ya no solamente hablando de personajes principales como Lois Lane, Perry White o Martha Kent, sino incluso de los secundarios, con mención especial a la aparición de Kevin Costner como Jonathan Kent, dentro del marco de un sueño y como refuerzo positivo a Clark, lo que hace echar en falta la presencia de Russell Crowe como Jor-El, para completar así el cast. En clara contraposición se encuentran las pesadillas de Bruce, entre las que se incluye una visión demasiado elaborada como para tratarse de una mera invención de su mente, en concreto un futuro apocalíptico donde la humanidad está sometida a Superman, poseyendo referencias mediante la presencia de los parademonios y el símbolo Omega al posible futuro enemigo de La liga de la justicia: Darkseid. Este mundo alternativo está inspirado por el videojuego y posterior serie de cómics Injustice: gods among us, debido a la muerte de Lois Lane, y la aparición de Flash alertando a Bruce para que los reúna tiene reminiscencias a Flashpoint y Crisis en tierras infinitas.


Quizás existe demasiada información para una sola película, o sencillamente son necesarias las escenas eliminadas para entender y comprender, por ejemplo, los conocimientos que posee Lex Luthor. Por otra parte resulta increíble indagar y tomar conocimiento de que Jimmy Olsen del Daily planet, eterno compañero de Clark Kent y Superman, aparezca acompañando a Lois Lane en su entrevista inicial en África, y que muera sin ni siquiera llegar a saberse quién es. Anatoli Knyazev, mercenario a las órdenes de Luthor, tiene una identidad que también pasa totalmente inadvertida al tratarse en realidad de un enemigo de Batman: KGBestia. Junto a ellos, existen numerosos detalles, ya sean concebidos para posibles y nuevas subtramas o simplemente como huevos de pascua, pero elementos como el traje de Robin expuesto en la batcueva con un mensaje del Joker grabado en él, no hace sino suscitar misterio y deseo de mayor conocimiento acerca de su muerte, tal y como sucedió en Muerte en la familia.


Prácticamente lo que considero peor de toda la película es Jesse Eisenberg como Lex Luthor, habrá que esperar si aparece en futuras entregas que dirección toma el personaje, pero su personalidad histriónica, excéntrica y descontrolada, no parece la mejor de la cual hacer gala al menos durante todo el metraje. Su presencia no llena la pantalla como debería, y curiosamente en su acción más agresiva de toda la película ni siquiera está presente: el atentado en el Capitolio. En él asesina a la imparcial senadora Finch, interpretada por Holly Hunter, quien desea que Superman declare por sus actos en plena audiencia democrática, y a su vez impide a Luthor importar la kryptonita encontrada en el océano índico con el objetivo de usarla contra él; entre las numerosas víctimas de dicha explosión, Lex sacrifica a Mercy Graves, asistente creada originariamente en la serie de animación. En cualquiera de los casos, finalmente consigue hacerse con el material radioactivo de la máquina planetaria proveniente de la terraformación de Krypton, pero es Batman quien la usa como uno de los pocos recursos existentes contra Superman para equilibrar fuerzas en su enfrentamiento.


Sin embargo quien parece ser el nexo de todo cuanto acontece es Lois Lane, repitiendo de este modo la misma fórmula que en El hombre de acero. Lo mismo sucede con Superman, a excepción de su identidad como Clark Kent, quien se muestra con una actitud quizás más agresiva de lo conveniente, teniendo en cuenta que su verdadera tapadera es su personalidad y no las gafas de pasta; desafiante con Perry White en cuanto al tratamiento de las noticias de Batman se refiere, incluso desobedece sus órdenes, por no mencionar acerca de su identidad secreta como se solventará el hecho de resucitar también a Clark. La muerte de Superman supuso un antes y un después durante un año de publicación de cómics sin su presencia, sin embargo el desenlace durante el funeral, revelando que no está muerto, es demasiado prematuro. En cualquier caso es una conclusión de conocimiento general, debido a su continuidad en las futuras entregas del universo DC, y a pesar de suponer una gran sorpresa no crea el impacto que debiera, residiendo el misterio en el modo como volverá. El emotivo sacrificio de Superman atravesando con la lanza de kryptonita a Doomsday, después de que Batman lo haya debilitado con gas del mismo elemento y mientras Wonder woman lo retiene con el lazo de la verdad, enfatiza el trabajo en equipo de la Trinidad y la motivación decisiva de Bruce para reunir a La liga de la justicia.


Hans Zimmer ha declarado que este será su último trabajo con superhéroes porque le ha resultado laborioso realizar esta composición; no es de extrañar, personalmente considero que ha hecho un ejercicio considerable de reinicio empezando desde cero, entiendo que a fin de evitar imitarse a sí mismo en su labor respecto a la trilogía de Nolan, y es que la banda sonora en las escenas del murciélago se acerca más a un punto de vista parecido al propuesto por Danny Elfman. Su trabajo en conjunto a Junkie XL ha conseguido romper esquemas cuando entra en acción Wonder woman, sea en persona o a modo de reportaje fotográfico. Quizás se sigue demasiado con Superman la estela de El hombre de acero, pero se agradece de nuevo dicha continuidad en este aspecto, y no deja de significar el tema asignado individualmente a cada personaje; en cuanto al elegante y estridente acompañamiento escogido para Lex Luthor, creo que consigue amor y odio a partes iguales. El compositor ha vuelto a realizar un excelente trabajo, dando de nuevo un paso adelante respecto a lo que puede ofrecer, y complementado la acción quizás con uno de los apartados más épicos de toda la película: el sonoro.


Zack Snyder ha realizado una obra maestra a nivel escénico y visual, dejando atrás la cámara en mano de El hombre de acero y creando auténticas viñetas trasladadas en movimiento a la gran pantalla, como ya hizo con Watchmen y 300; lamentablemente para esta ocasión el trabajo no estaba hecho, no existía un cómic auto conclusivo como borrador, y este hecho ha debilitado gravemente el resultado. Es difícil e injusto valorarla en profundidad, puesto que parece un elemento perteneciente a un conjunto del cual se tiene constancia pero no conocimiento, pero lamentablemente y sin excluir este caso, una película debería ser ideada individualmente; por definición puede no ser una metodología actual, sobre todo en este contexto de universo cinematográfico, pero este nuevo concepto parece facilitar la proliferación de prólogos y la atenuación de responsabilidad, dado que si la fórmula no funciona siempre existe otra oportunidad en marco de la siguiente entrega de la franquicia.


Batman v Superman: el amanecer de la justicia aprueba como película basada en la adaptación de un cómic a la gran pantalla, no obstante las expectativas para el histórico enfrentamiento de DC estaban demasiado altas como para que el resultado haya sido satisfactorio. Quizás el título no engaña acerca de lo que ofrece el contenido, incluso destacando la relevancia de Batman sobre Superman, pero el tiempo que se ha tomado en producirse dicha reunión para llegado el momento realizarse drásticamente ha sido perjudicial. No es la película definitiva de ambos personajes, y como producto genera más dudas de las que resuelve en su historia, siendo difícil centrarse en la acción debido a su ritmo; el casting de lujo y la banda sonora, no obstante, ayudan a crear el ambiente adecuado. Cuesta posicionarse con una valoración definitiva, cuando el mayor sentimiento que se apodera después de la proyección, reside en la espera de la siguiente película para que la información se complete, rasgo que caracteriza actualmente las salas de cine y que resulta más apropiado de una serie; sin embargo, el gran momento que todos los lectores de cómic esperábamos ha llegado.


El día contra la noche: el hijo de Krypton contra el murciélago de Gotham.

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